El Geotopo de Montjoi está formado por pizarras, mármoles y filitas oscuras ricas en hierro, cuya interacción con el mar trasforma las tonalidades grises originales en ocres y rojos fruto de la oxidación.
Buscando una simbiosis con el paisaje, se decide utilizar el acero inoxidable y el acero corten como materiales base para la construcción de las instalaciones. La alternancia de ambos conecta con el juego natural de tonalidades y texturas existente en el entorno.
Estrategia de diseño
La conjunción de aspectos estratigráficos, tectónicos y morfológicos otorga a la zona un interés geológico excepcional. Se identifican fenómenos singulares que se utilizan como referencia para desarrollar los conceptos constructivos de las instalaciones, que a su vez terminan de formalizarse respondiendo a los contenidos de cada ámbito expositivo. Se persigue una propuesta a medida para cada instalación dentro de una identidad de conjunto que responda al entorno.
El diseño de las instalaciones surge de un proceso de identificación de aquellos puntos en común que comparten los pliegues, interferencias, afloramientos, fallas, diques o bandeados geológicos encontrados en la zona.
Todos ellos muestran una serie de pautas visuales comunes fruto del periodo geológico en que se formaron. Se expresan a través del color, la geometría y la textura, que aunque de forma intuitiva se perciben como intrusiones en el ecosistema predominante, transmiten a su vez armonía en el conjunto. Vistos a una cierta distancia se perciben, en muchos casos, estructuras lineales, de formas sencillas, con cierto ritmo de repetición en algunas ocasiones que las hace destacar con respecto al paisaje.